Las primeras
noticias sobre la existencia de un recinto dedicado al Apóstol Santiago, vienen
dadas por el hecho histórico de celebrarse la rendición de los menceyes
guanches el 25 de julio de 1496 en las tierras tomadas por los conquistadores
en el territorio de Taoro. Dos años más tarde, este pequeño recinto adquiere el
beneficio parroquial, y a partir de aquí va consolidándose
arquitectónicamente
como lo atestiguan las continuas derramas de dinero para materiales y mano de obra que se suceden a finales
de la centuria del Seiscientos. Será en el siglo siguiente cuando el templo
tome las dimensiones actuales en diferentes fases constructivas diferenciadas
por un corto espacio de años, 1604, 1610, 1626, respectivamente. De ahí, que
nos encontremos con un edificio de tres naves con capillas que flanquean el
presbiterio y sendas sacristías. Estructura que ha pervivido hasta la
actualidad, añadiéndosele en 1714 la torre a los pies de la iglesia y durante
el siglo XX un cuerpo se adosa a su fachada, incrementando sus dimensiones. Al
sistema constructivo, basado
en materiales como la cal, piedra y barro, se le
suman las ricas labores lignarias de los techos donde la raíz mudéjar queda
ejemplificada en los tres artesonados de las capillas de cabecera.
Está declarada Monumento Histórico Artístico de
carácter Nacional por Real Decreto 508/1983 de 2 de febrero, (B.O.E. Nº 69).
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