Una línea de adoquines representa desde hoy el punto de la calle de La Pila que sirve de encuentro y entrega de la Santa Cruz entre los cargadores de la calle El Sol y los de la calle El Medio.
Detrás de la celebración de esta festividad se esconden una
serie de circunstancias que han sido la clave fundamental para la supervivencia
y desarrollo de la misma, en lo que a las calles de El
Sol y de El Medio se refiere: la rivalidad -“el
pique”- entre ellas, que en épocas pasadas ha estado a punto de desembocar en
un auténtico “estado de guerra” y provocar altercados de incalculables
dimensiones, contemplados hoy como meras anécdotas
y como un componente enriquecedor de las fiestas.
Algunos estudiosos apuntan que este “pique” se remonta a 1770 y a la existencia de dos clases sociales bien
diferenciadas: los propietarios de las tierras por donde discurría la calle de
El Medio, también conocida como calle de los Marqueses, y los medianeros y
pequeños campesinos de la calle de El Sol. Esta circunstancia se ha querido
interpretar como el origen o desencadenamiento del mentado “pique”, si bien es
cierto que, tras la emigración a Venezuela, ocurrida años atrás, estos
contrastes económicos tan pronunciados han desaparecido.
Así, el “pique” o la sana rivalidad entre ambas calles
comienza históricamente como un día de conflicto simulado entre marqueses y
campesinos. La porfía consistía en que al paso de la Cruz en procesión, cada calle
encendía hogueras, humos de colores y se hacía mucho ruido, de modo que ganaba
aquella que mayores fogatas, mayores columnas de humo o más ruido hubiera
hecho. Pero tras la irrupción de las pirotecnias en estas fiestas, se pasaron a
vivir auténticas batallas campales con petardos y voladores que surcaban el
cielo en horizontal buscando la calle “enemiga”.
Antiguamente, cuando la Cruz llegaba en procesión a
cada calle comenzaba la celebración con gritos y grandes estampidos ocasionados
por los fuegos de explosión, formados por tracas y regueros de pólvora
colocados por los fieles en las aceras y zaguanes de las casas, que al estallar
ocasionaban un gran estruendo debido al eco. Con el paso del tiempo la
imaginación hizo que se fuera perfeccionando esta forma de expresión
empezándose a fabricar ruedas de fuegos hechas de caña, de modo que una vez
sumergidos en esta vorágine de superación se consiguió añadir, a las ya
novedosas ruedas de caña, un dispositivo que hacía que éstas se elevaran hasta
alcanzar algunas pocas decenas de metros y que darían lugar posteriormente a
los tan apreciados voladores de hoy en día.
* LA TRADICIÓN PIROTÉCNICA
EN EL MUNICIPIO DE LOS REALEJOS:
Los Realejos es sin duda, uno de los centros
pirotécnicos más importantes de España y de Europa. Cada calle
tiene su propia pirotecnia, la
Teide quemaba antiguamente en la calle de El Medio, y la Santa Bárbara en la
calle de El Sol, hasta que en el año 1990 esta última desapareció tras un fatal
accidente. Actualmente han cambiado las cosas y la
Pirotecnia Hermanos Toste
(antigua pirotécnica Teide) representa a la calle de El Sol, mientras
que en la calle El Medio, hasta hace pocos años, quemaba la pirotecnia
Canarias, que fue fundada al igual que las anteriores por realejeros, aunque en
el caso de esta última, terminó ubicándose en el término municipal de Icod de
los Vinos. Desde el año 2007 la calle de El Medio está
representada por la pirotecnia Hermanos Caballer de Valencia.
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ELEMENTOS ESENCIALES DE LA
CELEBRACIÓN DE LA FESTIVIDAD
Para poder hacer una síntesis de lo que representa el día de
la cruz en el municipio de los Realejos, hay que realizar una segmentación de
los elementos que componen la misma. Así nos encontramos con tres componentes
específicos, tales como los afamados enrames florales
de las cruces en capillas o viviendas particulares; los originales enrames de las calles, y la extraordinaria exhibición pirotécnica.
LOS
ENRAMES FLORALES:
Capillas, ermitas y cruces de caminos y fachadas amanecen
ese mágico día con sus mejores galas, para cumplir un año más con esta
centenaria tradición, que viste a las más de 300
exaltaciones al santo madero existentes en el municipio.
En el núcleo poblacional del Realejo Alto, con sus dos
capillas protagonistas la de la calle de El Sol
y la de la calle de El Medio, así como en el barrio de la
Cruz Santa , es donde con mayor expectación se vive
este precioso espectáculo artesanal.
Las capillas son edificios de reducidas dimensiones. Su
interior, de poca profundidad, cuenta con un altar escalonado de mampostería –
ocasionalmente de madera-, en cuya cúspide aparece colocada la cruz,
policromada o no, que al llegar la fiesta muestra su más valioso y artístico
sudario.
En los laterales de las capillas, se colocaban unos asientos
que en un principio fueron de piedra y más tarde de madera, para custodiar la Cruz , posteriormente se
sustituyeron por sillas, que desaparecen los días de la fiesta, debido al gran
volumen de los enrames.
En la selección de las flores, las velas, lámparas y tejidos
es donde radica la labor artística. Se trata de un hecho que, si bien se apoya
en la tradición, en los modelos y esquemas dejados por los antepasados, sigue
siendo espontáneo, expresando ese gusto personal, delicado y altruista de los
habitantes de Los Realejos.
Cada familia abre las puertas y ventanas de su casa para la
fiesta, para invitar a todos al disfrute de la misma, al goce amoroso y
estético de la Cruz ,
de las flores, de los “enrames”. Al pasear por las calles el día 3 de mayo,
debemos estar atentos a las fachadas de las casas, a las ventanas de la planta
baja, pues nos sorprenden con bellos y no menos excelentes espectáculos
florales.
Los miles de turistas y visitantes acogen con admiración
indescriptible los mo-numentos florales que el fervor realejero levanta a los
pies de las cruces de viviendas de La Cruz Santa y de capilas de las calles de El Medio
y El Sol.
ENGALANAMIENTO
DE LAS CALLES
Dicen los estudiosos en la materia que el famoso “pique”
comenzó por el embellecimiento de las calles con enrames florales. En la
actualidad, se sigue rivalizando por el atavío de las
calles, no obstante, con el paso de los años. El enrame de las calles,
que sigue realizándose en la actualidad artesanalmente, por los vecinos, es
colocado finalmente los últimos días del mes de abril, quedando allí hasta
finales del mes de Mayo, cuando acaban las fiestas en honor a San Isidro
Labrador y Santa María de la
Cabeza.
EXHIBICIÓN
PIROTÉCNICA:
Las fiestas de la
Cruz incluyen la extraordinaria exhibición de fuegos de
artificio, considerada como una de las mejores de toda
Europa. El anochecer del día tres de mayo tiene un aroma especial que
pone el punto y final a una larga espera en la que los vecinos, y Tenerife en
general, pueden disfrutar una vez más de una maravillosa expresión de arte
efímero: el color y la belleza producidos por las explosiones en el cielo
realejero, que alcanza las tres horas de duración.
Aún hoy continua esa contienda de luz y explosión, comenzada
varios siglos atrás, que afortunadamente, ya no refleja las antiguas
rivalidades ya saldadas y superadas entre clases sociales, hoy, cuando todos
gozamos de los mismos derechos, la lucha sólo cabe como elemento anecdótico y
enriquecedor de un patrimonio que ha sobrevivido únicamente gracias al trabajo
de los ciudadanos y a su interés por conservarlo.
La adaptación a la directiva europea que limita
las celebraciones con artículos pirotécnicos y de cartuchería por cuestiones de
seguridad está presente y es algo en lo que trabajan de la mano Ayuntamiento de
Los Realejos, comisiones de fiestas de ambas calles y pirotecnias para un
correcto cumplimiento normativo y conseguir la excepcionalidad de la
celebración realejera para la perdurabilidad de esta tradición.
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