El entorno de San Agustín se volverá a vestir de gala y devoción este domingo, día 27 de julio, para festejar la Octava del Carmen, jornada en la que los realejeros ceden a la imagen de su Alcaldesa Honoraria y Perpetua, la Virgen del Carmen, para que los marinos llegados desde la localidad vecina de Puerto de la Cruz la porten sobre sus hombros en una multitudinaria procesión que dará comienzo a partir de las 19:00 horas.
Atraídos por la belleza de la hermosa talla de la escuela genovesa bajo la firma de Antón María Maragliano datada en 1726 que se custodia en el santuario realejero, los portuenses se rinden a sus pies entonando en su honor la Salve Marinera, como máximo faro, exponente y patrona de sus labores.
Las muestras de fe de los marineros de la ciudad turística se unen a los cantos de alabanza y las señales de ofrecimiento de sus hijos a ella de muchos de los que son testigos de esta arraigada devoción, para de una forma u otra sentir que reciben la bendición de la considerada oficiosamente patrona del Valle de La Orotava.
Son los realejeros dueños patrimoniales y emocionales de esta imagen a la que ofrecen desde 1985 y para la posteridad su bastón de mando, pero a la vez conscientes de que por un día al año y como reza la tradición han de prestarla a los portuenses, que a su vez amagan con llevarse a esta marina de tierra adentro a su regazo barquero.
Curiosidades de la tradición (extraídas del estudio de José Javier Hdez. Gª)
“Con cierto cuidado serán nombrados los cuatro hombres que ocupan las esquinas; son los denominados «hombres de punta», los que, siguiendo el redoble del tambor de la banda, van a marcar el ritmo del paso, que produce ese balanceo lateral característico. Salvo estas leves consideraciones, no es preciso que ninguna persona dirija los movimientos. (...) Hay quien se sitúa
frente a las andas y, a la vista de los cargadores delanteros, podrá con la voz o el gesto corregir cualquier imprecisión”.
“ No se dan situaciones de mayor dificultad durante el recorrido. Únicamente requiere alguna atención la subida de la imagen por la empinada cuesta de la calle de la Virgen. Piensan los cargadores que, en el momento de iniciarse el desfile, la Virgen del Carmen es más ligera y «se deja llevar». En cambio, a medida que se avanza, el peso se multiplica progresivamente, ya sea por el cansancio o por el incremento en el número de devotos que, apiñados junto a ambos laterales de las andas, parecen colgar del trono”.
“Es evidente que en la Octava, los marinos portuenses quieren, de alguna manera, sentir y hacer sentir a los demás que la imagen del Carmen, al menos ese día, es más suya. De ahí que muestren su disconformidad, nunca lo impedirán, a que otros la carguen. No obstante, también hay que hacerlo constar, cualquier persona que no sea natural del Puerto de la Cruz podrá hacerlo, al entenderse que trata de satisfacer una promesa contraída con la Virgen”.
“El realejero ha aceptado siempre, con mayor o menor grado de aprobación, estas muestras de fervor que son el ofrecimiento de los hijos del Puerto a su Madre. Al fin y al cabo, tras los fuegos, ella habrá de volver, inequívocamente, a su casa en el santuario de San Agustín”.
“Los cargadores, los «marinos del Puerto», mantienen la confianza de que un día no muy lejano la autoridad eclesiástica otorgue el permiso que les faculte a transportar la imagen de la Patrona del Valle de La Orotava, hasta la vecina población costera. Se trata en definitiva, de la búsqueda de escenarios más amplios donde liberar la vertiente emocional y afectiva que el canario expresa en sus fiestas religiosas”.
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