Esta
publicación, accesible en la web municipal, tiene periodicidad
mensual, aunque en este caso concreto ha merecido un número especial
El
Ayuntamiento de Los Realejos, desde el Gabinete de Prensa, bajo la
coordinación de Isidro Felipe Acosta, y con la aportación de una
decena de colaboradores, edita un boletin digital para la difusión
del acervo histórico y cultural del municipio. ‘Los Realejos a
través del tiempo’ es la denominación de esta revista de
periodicidad mensual, integrada por 16 páginas, alojada en la web
municipal www.losrealejos.es.
Según
el concejal de Cultura y Patrimonio Histórico, Adolfo González, “un
municipio como Los Realejos merece que su historia y trayectoria
cultural, etnográfica y popular sea recogida y difundida, y a día
de hoy no hay mejor manera de hacerlo que con el aprovechamiento de
las nuevas tecnologías, un medio como internet accesible casi de
manera generalizada a todo tipo de públicos”.
En
un número especial del mes de marzo esta publicación digital da a
conocer la vida y milagros de un personaje excepcional vecino de Los
Realejos, Ángel García Abrante, conocido como el sanador de la
lepra. “Este descubrimiento representa todo un hallazgo para seguir
indagando en la historia de nuestro municipio y de aquellas
personalidades que por unas u otras razones han quedado en el olvido,
pero que a día de hoy merecen ser rescatadas para el conocimiento de
la ciudadanía”, apunta el edil de Cultura.
Angelito
García nació en 1871 en el municipio de Realejo Alto. Cuando
contaba 5 años de edad se trasladó en compañía de sus padres,
Ignacio García González y Paula Abrante a la República de
Venezuela, permaneciendo tres o cuatro meses en aquel país, de donde
marcharon a Cuba, sentando residencia en Hoyo Colorado.
En
1891 la familia se traslada a Zulueta, provincia de Santa Clara. En
1998 empezó a sentirse enfermo y más tarde fue declarado leproso
por el doctor Pedro Rojas Orias. Cuando llevaba dos años de
enfermedad, la que fue su esposa se casó con él para velar por su
salud. En 1904 ingresó en el hospital de San Lázaro de la Habana,
donde permaneció 4 años. Observando que no encontraba mejoría se
marchó a su finca ‘La Ceiba’. En aquella campiña comía de
varias clases de hierbas, encontrando en una de ellas las prodigiosas
virtudes de matar el bacilo de su enfermedad, que unido con baños
calientes y otras medicinas hicieron que al año se hallara
completamente sano de sus dolencias.
Después
se dedicó a curar algunos vecinos atacados del mismo mal, los cuales
quedaron curados dentro del plazo de un año. En vista de los
progresos obtenidos en la cura de tan terrible enfermedad se trasladó
a La Habana para darse a conocer, llegando a tener bajo su
tratamiento a cientos de enfermos no sólo de Cuba sino en países
como Puerto Rico, México, Paraguay, Colombia y Argentina, sin que le
fallara ni un solo caso con la bondad de su tratamiento.
Durante
este tiempo nunca se olvidó de su tierra, pasando cortas estancias
con su familia de Los Realejos, mientras realizaba sus tratamientos
con enfermos de otras islas y de su propio pueblo. En 1918, la
Asociación Canaria de la Habana le nombra socio de mérito. Angel
García Abrante no tenía títulos, pero descubrió un remedio para
mejorar la vida a miles de enfermos que padecían como él la
terrible enfermedad de la lepra. Calificado por algunos profesionales
médicos como un charlatán, era para sus enfermos un Dios, ya que
hasta la aparición de su tratamiento, la medicina oficial no había
encontrado la clave para aliviar las secuelas de tan penoso padecer.
Estamos
ante un personaje excepcional, uno de los realejeros más influyentes
de principios del siglo XX, un hombre elogiado y discutido en
Argentina, Cuba, Paraguay, Colombia, México y Estados Unidos, pero
un gran desconocido para todos los habitantes de Los Realejos, que
hoy pueden descubrirlo en la nueva publicación digital editada por
el Ayuntamiento y disponible de manera gratuita en la web municipal.
Para
el compañero del Gabinete de Prensa del Ayuntamiento de Los Realejos
Isidro Felipe Acosta, “todo empezó con una simple nota aparecida
en el periódico Gaceta de
Tenerife de febrero de 1921
que decía: “En el Infanta
Isabel de Borbón ha llegado a esta capital, procedente de Barcelona,
nuestro paisano el curador de la lepra, Angel García, que desde
hacía muchos años residía en Cuba donde comenzó a emplear con
éxito su tratamiento para combatir aquel mal, y útimamente, en
diversas poblaciones de la Península ha asistido con gran éxito a
numerosas personas atacadas de la lepra. Angel García ha marchado
para Realejo Alto, su
pueblo natal, donde
pasará una temporada en unión de sus familiares”.
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