La Concejalía de
Turismo continúa su proyecto de divulgación a través de cartelería in situ del
patrimonio realejero en español, inglés y alemán
A
las puertas de la festividad de San Pedro Apóstol, el alcalde de Los Realejos,
Manuel Domínguez, y la concejala de Turismo, Carolina Toste, presentaron este
miércoles 28 de junio el nuevo panel informativo en idiomas ubicado junto a la
ermita realejera del mismo nombre, que se ubica en el entorno del paraje
natural protegido de Rambla de Castro.
Esta
iniciativa se incluye en el proyecto de divulgación del patrimonio del
municipio a través de cartelería y dirigida a población local y visitante de
diversas nacionalidades, al reproducirse el texto interpretativo en inglés y en
alemán, además de incluir un código QR que amplía la información al respecto
del inmueble o el lugar.
Según
el alcalde de Los Realejos, Manuel Domínguez, “es un paso más en la línea de
divulgación e información sobre nuestro patrimonio con la que hemos ido
ubicando cartelería en idiomas en otros puntos de interés turístico del
municipio por su valor histórico, natural o etnográfico, tratándose en este
caso de un inmueble que conforma un entrañable rincón devocional en un
incomparable marco del litoral realejero”.
Ermita de San Pedro
La
ermita de San Pedro Apóstol fue construida en la primera década del siglo XVII,
junto al camino Real y frente a la cruz llamada de Castro, dentro de las
tierras de las Ramblas, gracias al patrocinio de Pedro de Castro Navarro, propietario en aquel momento de la Hacienda de Castro.
Viene a sustituir un antiguo eremitorio construido en el siglo anterior por
Francisco Ruiz en el barranco de los caballos o de Ruiz, destruido por un
aluvión a finales de esa centuria.
Su arquitectura, marcada por la
sencillez de este tipo de recintos, tiene en su interior elementos singulares,
como la cenefa pintada de sus paredes y la decoración mudéjar de su techumbre. Un modesto retablo acoge
la imagen titular definida por su porte, hieratismo y densa frontalidad, cuya
conformación escultórica y policromía nos recuerda a obras salidas de los
talleres sevillanos de finales del siglo XVI y principios de la siguiente
centuria.
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