La escultura es
obra del artista realejero Paco G. Palmero y ha sido patrocinada por Red de
Combustibles Canarios y el Ayuntamiento
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgNAeU3TkmZiwf_HRma_9SzqapkEUMoMUMSX66Hf97uzylN3C2EBsAr7rmMn7oqmbUmTYyf9abYUDvRGPrFGuiGDff-HtL9rh4L34GZ4Tb489YVcBK9xljAwCul9MFcOfa8OqU6h7nDIE4Q/s400/acto+5.jpg)
La
iniciativa partió de una propuesta vecinal en el año 2014, avalada por diversas
entidades sociales y culturales de la villa, que fue aprobada por el pleno de
la corporación municipal de Los Realejos, acordando dedicar un espacio público
de la localidad al citado personaje de indiscutible vinculación con el
municipio en que residió. En el pleno celebrado el pasado miércoles 20 de
diciembre se acordó finalmente que el espacio elegido fuera la plazoleta jardín
situada en la confluencia de la citada calle El Mar con calle García Estrada.
Es
la primera ocasión en que una empresa privada del municipio patrocina a modo de
mecenazgo la creación de una obra artística en Los Realejos, siendo en este
caso la Red de Combustibles Canarios S.L. quien ha financiado la pieza
escultórica de Paco G. Palmero. A través de un convenio de colaboración con el
Ayuntamiento de Los Realejos se procedió a completar el conjunto escultórico y
su colocación.
Al
acto, que estuvo presidido por el teniente de alcalde de Los Realejos, Adolfo
González, asistió como mantenedor el catedrático de Literatura Española de la
Universidad de La Laguna Nilo Palenzuela Borges, quien realizó un esbozo de la
vida y obra del literato homenajeado. Intevinieron además el escultor y el
propietario de la empresa patrocinadora, Antonio Chávez García.
El
municipio de Los Realejos cuenta desde hace más de 40 años con un centro
educativo que lleva el nombre de Agustín Espinosa en el núcleo de San Agustín.
Es por ello que también asistieron al acto representantes de dicho colegio y
del AMPA.
Adolfo
González puso en valor la figura del homenajeado, así como del autor de la
obra, agradeciendo a don Antonio Chávez García su apuesta por patrocinar una
pieza artística en el municipio, haciendo además un llamamiento al mecenazgo
futuro por parte de la iniciativa privada para dar a luz otras obras futuras
que pudieran engrosar el patrimonio artístico urbano municipal, siempre con la
colaboración y predisposición del Ayuntamiento de Los Realejos.
Agustín Espinosa
Agustín Espinosa nace el 23 de marzo de 1897 en Puerto de la Cruz, en
donde reside hasta los doce años, apareciendo empadronado desde el año 1912 en
Los Realejos, en el barrio de San Agustín, en la casa familiar que se encuentra
al frente de la plaza que hace esquina entre las calles El Mar y García
Estrada. Cursó los estudios de Enseñanza Media en el Instituto Provincial de La
Laguna (Tenerife) entre 1911 y 1917.
La primera muestra poética de Agustín Espinosa la publica, cuando
contaba veinte años, en la revista modernista de Tenerife Castalia
–creada y dirigida por el escritor y político Luis Rodríguez Figueroa –. No
pasan de cinco los textos que se conservan y, aún menos los que publicó, hasta
la redacción de su tesis doctoral en 1924 titulada Don José Clavijo y
Fajardo, como culminación de su vida académica iniciada en 1918 en la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, primero, y luego
en la de Madrid.
Después de unas primeras influencias tardomodernistas y del
descubrimiento de la poesía de Juan Ramón Jiménez, en Madrid tomará contacto
con la corriente vanguardista peninsular (Buñuel, Jiménez Caballero, Lorca, al
que ya había conocido en el período granadino, etc.), lo que, unido a su doble
preocupación por las formas estéticas más novedosas y el asentamiento de la tradición
literaria, va a constituir un poso que comenzará a producir la nueva literatura
en la aventura literaria del primer número de la revista de la vanguardia
insular La Rosa de los Vientos (1927) con cuatro escritos de diverso
tipo: “Vidas paralelas. Azores mudados”, “Romances tradicionales de Canarias”,
“Saulo Torón. El caracol encantado” o “Ángel Valbuena Prat. 2+4”.
En septiembre de 1924 regresa a las Islas como ayudante de la Cátedra
de Lengua y Literatura de la Universidad de La Laguna. Ya en 1926 Agustín
Espinosa publica en La Prensa de Santa Cruz de Tenerife romances de esta
isla como búsqueda de una tradición de raíz popular, como ocurría paralelamente
con los autores peninsulares de la generación del 27. Junto con Juan Manuel
Trujillo y Ernesto Pestana Nóbrega funda en 1927 La Rosa de los Vientos,
primera revista insular que recoge los afanes vanguardistas. En ella publicará,
además del mencionado trabajo “Romances tradicionales de Canarias”, “Romancero
de Canarias”.
Espinosa actúa entre los miembros de las vanguardias históricas de
Canarias como un guía, como un maestro, según ha señalado su máximo
estudioso, Miguel Pérez Corrales, como podemos observarlo en Emeterio Gutiérrez
Albelo o en José María de la Rosa, aunque la huella de su obra también puede
detectarse en Pedro García Cabrera o en Domingo López Torres.
En 1928 toma posesión de su cátedra de Lengua y Literatura Española
del Instituto en Mahón (Menorca), en octubre es nombrado catedrático del
Instituto Nacional de Segunda Enseñanza Pérez Galdós de Las Palmas y luego se
le envía durante el curso 1928-1929 como Comisario Regio del nuevo centro de
Enseñanza Media de Arrecife, en Lanzarote, aunque su plaza siempre se mantendrá
en el centro grancanario.
Fruto de su estancia en Lanzarote es la publicación de su primer
libro, Lancelot, 28º- 7º (1929) y también inicia sus colaboraciones en La
Gaceta Literaria, la revista vanguardista de Jiménez Caballero. De esta
forma, se encuentra bajo la influencia de la vertiente vanguardista que
representa este contradictorio representante de la nueva literatura española y
futuro ideólogo del fascio español, aquella que pretende nacionalizar la
vanguardia y se instala en una doble vocación: por un lado, la innovación
literaria y estética, y, por otro, la inserción en una nueva lectura de lo
tradicional. Lo que Espinosa llevará a cabo como un auténtico programa cultural
y literario en Canarias desde la aventura de La Rosa de los Vientos
(1927-1928) hasta su incorporación a la redacción de gaceta de arte
(1932-1936). La mirada de la isla que Agustín Espinosa ensaya en Lancelot,
28º- 7º es una visión integral de la geografía de todas las islas.
En “Óptica del otoño”–crónica de la vida
cultural isleña que apareció en La Gaceta Literaria del 15 de marzo de
1929– Agustín Espinosa da a conocer su primer libro, aunque ya había
hecho siete entregas o fragmentos de la obra desde octubre de 1928 hasta julio
del año siguiente. Como suele ocurrir, el subtítulo –Lancelot es Guía
integral de una isla Atlántica– expresa el objetivo o los objetivos no sólo
estéticos, también ideológicos, que el propio Espinosa se encarga de explicar
en el arranque de “Lancelot y Lanzarote” (“Lo que he buscado realzar sobre
todo, ha sido esto: un mundo poético; una mitología conductora. Mi intento es
el de crear un Lanzarote nuevo. Un Lanzarote inventado por mí”).
Con frecuencia, Agustín Espinosa publica en los periódicos insulares:
colabora en La Prensa de Tenerife (hasta 1934), La Gaceta Literaria
(hasta 1931), El País (hasta 1933) y La Tarde (hasta 1936). En
1930 marcha a París pensionado por la Junta de Ampliación de Estudios. En
Francia entra en contacto con el surrealismo. Publica en Barcelona en
colaboración con Ángel Lacalle, también profesor de Enseñanza Media, la Antología
de Escritores Españoles.
En 1932 se inician sus colaboraciones en Diario de Las Palmas y
gaceta de arte (hasta 1935); ese mismo año compone sus Poemas a Mme.
Joséphine, aunque no se publicarán hasta 1982, editados por Sebastián de la
Nuez. En 1934 Agustín Espinosa publica Crimen, considerada la primera novela
surrealista española, empero alejada de la escritura automática. Como ha dejado
muy claramente expuesto Pérez Corrales los límites genéricos están presentes en
la frontera para no ser, en puridad, ninguno de ellos. Además de parecer, sin
serlo, poema, relato, ensayo, diario o evocación, como indica el citado
estudioso de la obra de Espinosa, deberíamos simplemente considerarlo un “texto
surrealista”.
Ese mismo año 1934 compone el texto dramático
inacabado La Casa de Tócame Roque, pieza ordenada por Miguel Pérez
Corrales, tal y como la conocemos hoy en las distintas ediciones. Este texto de
Espinosa ha alcanzado gran notoriedad al aparecer entre las dieciséis piezas
dramáticas de las vanguardias históricas en España, según la edición del
profesor Agustín Muñoz-Alonso. En el panorama canario, esta farsa de Espinosa
“dialoga” con otras dos obras de las décadas de 1920 y 1930: Tic-Tac
(1924), de Claudio de la Torre, y Proyecciones, de Pedro García Cabrera.
En 1935 Agustín
Espinosa es nombrado Director del recién creado Instituto de Segunda Enseñanza
de Tenerife. Ese mismo año escribe su ensayo Sobre el signo de Viera,
aunque aparecerá a comienzos de año siguiente.
Trasladado para el curso 1934-1935 al nuevo Instituto de Enseñanza
Media de Santa Cruz de Tenerife y designado Presidente del Ateneo de Santa
Cruz, organizaría con Eduardo Westerdahl y los animadores de gaceta de arte
en dicha entidad cultural la Segunda Exposición Internacional del Surrealismo,
con la exhibición de setenta y seis obras, entre el 11 y el 21 de mayo de 1935,
con la consiguiente visita a Tenerife de Andre Breton, su mujer Jacqueline, y
Péret desde el 4 hasta el 27 de mayo.
Tras el denominado alzamiento nacional, Agustín Espinosa es destituido
de su Cátedra en el Instituto de Las Palmas, aunque se le reintegró en 1938 con
destino en el Instituto de Santa Cruz de La Palma. Poco después, el 28 de enero
de 1939, fallece en la localidad tinerfeña de Los Realejos.
Síguenos en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario